¿Cuáles son
las maderas más duras?
Todas las maderas utilizadas como suelos, aun teniendo características físicas y mecánicas diferentes entre sí, tienen una dureza siempre adecuada a la finalidad para la cual se realizan y un comportamiento compatible con sus destino de uso. Se podría afirmar que las maderas más duras (como el roble o el cabreuva) son más indicados para lugares caracterizados por un elevado tráfico respecto de las maderas más blandas, como arce o teka.
Sin embargo, la diferencia de comportamiento, en general, no llega a condicionar de forma unívoca la decisión. Es sobre todo el color, el tipo de veta y la consiguiente armonía con el estilo de decoración buscado, y la correspondencia con el propio gusto, los factores que deben orientar las elecciones. Por otra parte, cabe considerar que un suelo de madera no es un mueble, tampoco la carrocería de un coche.
Está destinado a ser transitado y vivido con serenidad. Conservando la huella de las pequeñas o grandes marcas del transcurso del tiempo, se enriquecerá con mayor unicidad y atractivo. Lo mismo que ocurre con el rostro de las personas. Y, en el fondo, es justamente este patrimonio de memorias el que transforma una simple superficie de madera en nuestro parquet. Con una reserva extraordinaria añadida respecto de cualquier otro suelo: la posibilidad, en cualquier momento, de poderlo regenerar a través de una simple intervención de re-lijado. Infinitas veces.